La pandemia y el confinamiento sufridos durante los últimos meses ha conllevado en muchos niños una mayor inestabilidad emocional y psicológica. Nuestros niños vieron cambiadas sus rutinas diarias y perdieron de manera repentina el contacto social. Esta inestabilidad se ha visto acrecentada especialmente en los que ya presentaban una predisposición a sufrir alguna patología.
Detallamos los principales factores traumáticos desencadenantes y las señales de alerta a tener en cuenta.
Factores traumáticos desencadenantes:
–Aislamiento físico de familiares y amigos.
-Pérdida de seres queridos.
-Enfermedad física de algún miembro de la familia.
-Dificultades económicas en la unidad familiar.
-Conflictos familiares.
-Incertidumbre y miedos.
Principales señales de alerta en los niños:
-Irritabilidad, ansiedad y estrés.
-Angustia y tristeza.
-Insomnio, dificultades de conciliación del sueño.
-Acentuación de miedos y pensamientos obsesivos.
-Conductas regresivas (hacerse pipí, rabietas, miedo a dormir solo, lenguaje infantil…)
-Dificultades de concentración.
-Exceso de pantallas (adicción a juegos).
Llevar a cabo una intervención preventiva, un tratamiento temprano, puede ayudar a nuestros niños a dotarles de las estrategias de afrontamiento necesarias para que no desarrollen un trastorno o que éste sea de menor gravedad.
Es importante escucharles, ponerse en su emocionalidad, que vea que son importantes para nosotros, en definitiva, darles seguridad emocional y fomentar su autoestima.

Cobra mucha importancia lo que les transmitimos a nuestros niños. Recuerda que en general cuanto mejor sea la estabilidad emocional, el bienestar y el optimismo de los padres mayor será el bienestar de nuestros hijos.
Mª Ángeles Mateos
Psicóloga infanto-juvenil
COPC 8977
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